Toxoplasmosis y el Bebé Humano en Camino

¿Qué es la toxoplasmosis?

La toxoplasmosis es una enfermedad provocada por el microorganismo parásito Toxoplasma gondii, que infecta a prácticamente todos las aves y mamíferos. Se propaga por dos vías principales: el consumo de carne infectada y la ingesta directa de “huevos”* del parásito en el suelo o agua contaminados.

El parásito entra al organismo al ser ingerido y se cuela por el intestino hasta la sangre, y desde ahí puede llegar a infectar músculos y tejido nervioso, como el cerebro.

La toxoplasmosis en general no presenta síntomas. Sin embargo, en personas con inmunidad baja (por ejemplo, con SIDA, cáncer, transplantados), la toxoplasmosis puede desarrollarse o reactivarse y producir afecciones graves a los ojos y encefalitis mortal.

Las mujeres embarazadas, que se infectan por primera vez con el parásito durante el embarazo, pueden transmitirlo al bebé, sobre todo en los primeros meses de gestación, aunque la probabilidad es baja. En el feto se pueden desarrollar patologías muy graves, como hidrocefalia, microcefalia, ceguera, y también puede ocurrir aborto o muerte del feto.

*En realidad se trata de “ooquistes” que es la forma reproductiva resistente de estos microorganismos. Estos seres vivos no producen huevos: sus estructuras reproductivas son mucho más simples, como las esporas.

¿Qué tienen que ver los gatos?

Los felinos, es decir, el gato doméstico y los felinos silvestres, son los únicos animales en los cuales el parásito puede realizar su reproducción sexual y producir “huevos”, que son liberados al ambiente en las heces de los felinos. Estos “huevos” son muy resistentes, pudiendo permanecer activos y contagiar hasta por 18 meses en el suelo o en el agua. Cuando un gato se infecta, en la mayoría de los casos, puede botar los “huevos” durante solo dos semanas, que es poco tiempo, sin embargo, en esas semanas se pueden liberar millones de “huevos”.

Los “huevos” quedan en la tierra y pueden contaminar el agua también. Cualquier ave o mamífero que tome agua o coma tierra contaminada con “huevos” vivos, podrá adquirir el parásito y desarrollar la enfermedad. El parásito ahora estará en sus músculos y en sus tejidos nerviosos, como cerebro y ojos. Si un animal se come a otro animal contaminado también se contagiará con el parásito.

¿Qué podemos hacer para protegernos?

Es mucho más probable contagiarse por comer carne infectada cruda o mal cocinada, frutas o verduras mal lavadas, o por tomar agua contaminada, que por limpiar la caja de arena de tu gato. Es decir, la contaminación ambiental es una causa de infección mucho más importante que tener un gato. ¡La mayor parte de la gente que se contagia ni siquiera tiene gato!

Es muy fácil evitar el contagio de este parásito: mantener una buena higiene al momento de limpiar el arenero, y sobre todo, comer la carne bien cocida y conocer el origen del agua y los alimentos. Así mismo, para proteger a tu gato no debieras darle carne cruda, y deberías mantenerlo dentro de casa para que él no se contagie.

Es importante eliminar correctamente las heces de nuestros gatos, mantenerlos indoor, ayudar a controlar la población de gatos ferales y sin dueño, con el protocolo TNR que ya revisamos, y proteger las zonas de juego de los niños, para reducir la probabilidad de que se contamine ese ambiente y de que se contagien con toxoplasma.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Enfermedad Renal Crónica

ERC, una de las enfermedades más prevalentes
Por Dra. Lina Sanz / Centro Veterinario Opción Felina

La enfermedad renal es una de las enfermedades más importantes de nuestros gatos. Cuando se desarrolla en el gato por largo tiempo, sin retroceder y sin mejorías, se vuelve crónica, y es una de las enfermedades que más se observa en el gato, en todas las edades.

La enfermedad renal crónica (ERC) afecta a 1 de cada 3 gatos entre las 3 semanas de vida y los 14 años; y ya a los 15 años, afecta al 85% de ellos. El término “insuficiencia renal” hace referencia solo a casos terminales y se encuentra obsoleto. Al aplicar el concepto de “medicina veterinaria preventiva”, se incluye en el diagnóstico a los estados iniciales de la enfermedad, antes de que genere descompensación.

Las causas más frecuentes de enfermedad renal crónica comprenden:

Enfermedad pre renal: causada por deshidratación o por diarreas y/o vómitos que bajan el volumen de la sangre (hipovolemia). Cuando un gato tiene alguno de estos síntomas, se debe reponer el volumen de fluidos que requiere en su sangre, por ejemplo, con suero. Si eso se calcula mal, o se hace con apuro, el riñón puede dañarse por haber recibido poca perfusión en ese periodo de tratamiento.

Infecciones por retrovirus: algunos virus, como los que ya vimos, de Leucemia y de Inmunodeficiencia u otros, como el virus de la Peritonitis Infecciosa Felina (PIF), pueden dañar el riñón haciendo que filtre mal la sangre, lo que se puede ver como presión muy alta en la sangre y una mayor cantidad de proteínas en la orina.

Hiperfiltración secundaria a hipertiroidismo: actualmente afecta a entre un 6% y un 10% de

los gatos de todas las edades, no solo en el rango etario senior (de 10 a 15 años) y súper senior (mayores a 15 años) como se presentaba en el pasado, en los cuales afecta a uno de cada 10 gatos.

Glomerulonefritis: la inflamación del riñón, que afecta su funcionamiento, puede ser causada por enfermedades crónicas, que en el tiempo hacen que se depositen en ellos proteínas del tipo anticuerpos. Estas enfermedades pueden ser la enfermedad inflamatoria oral, el complejo inflamatorio hepático, la enfermedad inflamatoria intestinal, la otitis cronificada y otras enfermedades a la piel que son crónicas.

Enfermedades heredables de los padres gatos a sus hijos, como la poliquistosis renal y la amiloidosis.

Neoplasias (tumores) como linfoma renal, nefroblastoma, carcinoma y tumores que ramifican a otros órganos.

Secuelas de obstrucción de tracto urinario bajo mal cuidada: a veces los gatos se obstruyen y no pueden orinar. Entonces se les trata para eso. Si ese tratamiento no se monitorea bien, o se descuida, el riñón puede sufrir y dañarse.

Síndrome “riñón grande – riñón pequeño” felino: cuando por ejemplo las vías de la orina, que evacúan los riñones hacia la vejiga, se obstruyen con cálculos, se demora mucho más tiempo en fluir la orina y el riñón se daña en forma retrógrada. Las obstrucciones de pelvis renal y uréteres pueden formarse por nefrouréterolitiasis (cálculos), secuelas de pielonefritis crónica, traumas, fibrosis y otras condiciones de los uréteres.

Pielonefritis crónica felina: es la inflamación persistente de los riñones debido a una infección, que por lo general, comienza en la uretra o en la vejiga y llega hasta el riñón.

¿Cómo puede detectarse?

El riñón secreta una molécula muy pequeña (dimetilarginina simétrica, SDMA), cuya cantidad en la sangre se ha utilizado para definir desde fases precoces los estadios o grados de la enfermedad renal, de acuerdo a la Sociedad Internacional de Interés Renal (IRIS). Entonces, se toma una muestra de sangre y se mide la cantidad de esta molécula. Esta prueba detecta incluso un daño del 25% de las unidades funcionales del riñón.

El daño renal también se puede medir con otras moléculas que secreta el riñón, como la creatinina, sin embargo, la cantidad de esta molécula en la sangre no es fácil de interpretar en felinos.

Otro parámetro que podemos usar para evaluar el daño renal de nuestro gato es la “gravedad específica de la orina”, en que se mide la concentración de partículas en la orina. Valores menores que 1035 se relacionan con un daño renal del 66%.

Es importante definir el estadio de la enfermedad en el que se encuentra nuestro gato, para poder establecer la periodicidad de los controles, la necesidad de biopsia renal y de tratar los síntomas. También hay que poder determinar si requiere cambiar su alimentación y/o sus fármacos específicos. Para tener una buena evidencia, se deben tomar dos muestras del gato hidratado, separadas mínimo entre 10 -14 días, y así poder ver las alteraciones en sus exámenes.

Si nuestro gato con enfermedad renal crónica presenta alteraciones en algunos parámetros, se deben manejar bien para que pueda vivir mejor por más tiempo. Estos parámetros son 7 y corresponden a: proteínas en la orina (proteinuria), hipertensión, cantidad de fósforo, potasio y glóbulos rojos en la sangre (hiperfosfatemia, hipokalemia y anemia, respectivamente), e infección en el tracto urinario. También se deben detectar nefrouréterolitiasis (formación de cálculos), y las otras causas del “síndrome riñón grande – riñón pequeño”, que afectan el pronóstico de vida de nuestro gato. La evaluación frecuente de la molécula SDMA (y de la creatinina), que se menciona antes, permitirá establecer el progreso dentro de los cuatro estadios de la enfermedad.

Existen múltiples terapias y procedimientos quirúrgicos que podrán ayudar a nuestro gato a llevar bien su enfermedad y vivir feliz por mucho tiempo.

El diagnosticar precozmente cada fase o estadio de la enfermedad renal crónica permite aumentar la esperanza de vida, con buena calidad de vida en nuestros gatos. Es así que en el estadio II de enfermedad renal, la sobrevida con manejos actualizados y bien monitorizados es de más de 10 años. Para el estadio III es de 3 años; y en estadio IV, la esperanza de vida es de 180 días en promedio, y en muchos gatos es más de un año.

Esto es un gran avance, comparado con los manejos obsoletos que se usaron hasta el año 2000. El manejo actual se basa en controlar los 7 parámetros de sobrevida ya descritos, y en complementar con dietas específicas para enfermedad renal y con medicina regenerativa.

El diagnosticar precozmente cada fase o estadio de la enfermedad renal crónica permite aumentar la esperanza de vida, con buena calidad de vida en nuestros gatos.

Retrovirus Felinos

Leucemia Felina e Inmunodeficiencia Felina
Por Dra. Lina Sanz / Centro Veterinario Opción Felina

Las enfermedades retrovirales en los gatos están producidas por el virus de la leucemia felina (FeLV o ViLef) y el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV o VIF). Estos virus se caracterizan por generar enfermedades por mecanismos de:

  • Inmunosupresión: significa que las defensas de tu gato se debilitan, y lo dejan expuesto a otras enfermedades o a gérmenes que no lo atacarían si estuviera sano o lo harían menos gravemente, por lo que cualquier terapia que se realice en tu gato va a ser más difícil y tendrá un peor pronóstico. Las enfermedades que pueden atacarlo son diarreas (por Criptosproidium o Giardia), pneumonías (causadas por bacterias, por hongos, por virus), tiña, sarna y otras enfermedades a la piel, además de otras enfermedades varias.
  • Inmunodesregulación: significa que las defensas de tu gato se regulan mal, y pueden empezar a atacarlo a él mismo (enfermedades autoinmunes), dañando las articulaciones (poliartritis), los riñones (glomerulonefritis), los músculos (polimiositis), la boca (estomatitis oral), la sangre (anemia hemolítica), entre otras.
  • Neoplasia maligna: significa “tumores malos”. Existen distintos tipos de cáncer, con complicaciones específicas. El virus de leucemia felina predispone principalmente a linfomas y leucemias, y el virus de inmunodeficiencia a sarcomas y carcinomas; si bien ambas virosis predisponen a cualquiera de los tipos de cáncer.

¿Cómo se transmiten?

Estos virus son del grupo de los denominados “envueltos”, lo que en la práctica significa que son fácilmente inactivados con el sol, el jabón y desinfectantes comunes. El virus de leucemia felina se transmite por contacto estrecho y mantenido entre gatos que comparten pocillos de agua y de comida y que comparten sus espacios y su vida en forma amistosa, como por ejemplo, con el acicalamiento frecuente. En cambio, el virus de inmunodeficiencia se transmite incluso en un solo contacto, mediante mordeduras profundas y sangrantes, que son más frecuentes en peleas entre machos no esterilizados.

El gato infectado con el virus de inmunodeficiencia normalmente queda de por vida con el virus y, dependiendo de la capacidad que tenga el virus para producir enfermedad, puede presentarla o no; si la presenta, suele ser luego de 4 a 6 años de incubación.

El gato infectado con el virus de leucemia felina puede eliminar la infección y hacerse resistente, así como también mantener el virus por un tiempo en forma latente para luego eliminarlo con pocas posibilidades de reactivarlo, o bien mantenerlo circulando en su sistema afectando todos los órganos y sirviendo como diseminador para otros gatos susceptibles. Los gatos menores de 5 meses o los que están con mal estado nutricional y sanitario son los más susceptibles a la infección progresiva, que genera que el 70 a 90% de los gatos infectados muera entre 18 meses y tres años. La mayoría de los gatos afectados de leucemia viral en el mundo se contagian después del nacimiento mediante el acicalamiento de su madre o de otros gatos de su comunidad.

¿Cómo se detectan?

Es muy importante saber que Chile se encuentra dentro de los países con mayor número de casos a nivel mundial de estas enfermedades virales, por lo cual todos nuestros gatos deben seguir las recomendaciones internacionales:

  1. Tomarse el test de retrovirus.
  2. Si el resultado del test es negativo a leucemia, deben recibir dos vacunas de leucemia viral separadas por 21 a 30 días el primer año de vida, con un tercer refuerzo al año siguiente.
  3. Mantener vacunación posterior a los dos años de vida si son gatos con acceso al exterior o si son gatos negativos que conviven con gatos positivos a leucemia.

El test de retrovirus se repite luego frente a signos de enfermedad o bien cada año en gatos con acceso al exterior; y también frente a un evento de exposición probable (como una pelea con otros gatos por ejemplo). Dentro de las recomendaciones de prevención, también se incluye el evitar el acceso al exterior, la esterilización temprana y disminuir los factores de estrés. Los test retrovirales pueden practicarse desde las primeras semanas de vida pero hay que tener en cuenta que para el virus de inmunodeficiencia (que se detecta por la presencia de anticuerpos en la sangre) en un gatito de hasta 4 meses puede salir positivo, cuando en realidad no tiene el virus, sino solo los anticuerpos de su madre. Un test de virus de leucemia felina (test de antígeno) ya puede realizarse desde el día de nacido y su resultado no se ve interferido por vacunas o leche materna. Solo algunos gatos requerirán testeos más específicos para la confirmación de casos más complejos, decisión que toma el médico especialista en felinos.

¿Qué hago con mi gato que ya está contagiado? Si tu gato es diagnosticado con uno o ambos retrovirus, existen planes de cuidados y exámenes de laboratorio que se realizan cada 3 a 4 meses que permiten incrementar la esperanza y calidad de vida, en algunos pacientes por mucho tiempo. Esto se logra con la utilización complementaria de medicamentos antivirales específicos y la terapia de medicamentos que trata los síntomas para las condiciones de salud de cada gato en particular.

Es importante mantener a los gatos positivos dentro del hogar. Un gato positivo a virus de inmunodeficiencia puede convivir con gatos sanos, siempre que su relación sea amistosa o tranquila, y un gato positivo a leucemia puede convivir con otros gatos que están ya vacunados contra la leucemia.

SALUD

Existen numerosas enfermedades que pueden afectar a tu gato. Algunas son causadas por virus, otras por bacterias, protozoos, parásitos; otras de origen autoinmune, inflamatorio o desconocido. No siempre las enfermedades tienen una causa en algo que nosotros hacemos, sino más bien, algunas se originan por factores hereditarios o genéticos, que son azarosas en su aparición y presentación. Algunas las podemos tratar y prevenir, y algunas lamentablemente no.

En el caso de los parásitos, organismos que viven alimentándose del gato, es importante que te asegures de que esté libre de ellos. Tanto las pulgas y los ácaros, como los gusanos redondos y las tenias, afectan su bienestar y también pueden transmitir enfermedades a ti y a tu familia (zoonosis).

Existen muchas opciones de medicamentos seguros y efectivos contra los parásitos que puedes darle a tu gato de manera periódica, para mantenerlo sano. Tu veterinario especialista en gatos te podrá indicar qué producto es el más adecuado, según su edad y su estado de salud.

Sobre las enfermedades provocadas por virus o bacterias, solo algunas tienen cura, no todas tienen vacunas y algunas son mortales. Otras enfermedades pueden afectar seriamente la salud de tu gato, mientras que algunas pueden no tener síntomas por varios años. Es importante que te informes, te preocupes a tiempo por su bienestar, y prevengas con chequeos veterinarios periódicos enfermedades que lo harán sufrir.

** La toxoplasmosis se transmite a humanos principalmente a través de algunos alimentos contaminados como verduras mal lavadas o carnes mal cocidas. Se puede contagiar desde el gato portador a la persona, solo si la persona ingiere heces del gato (frecuentemente con diarrea), sin embargo, los gatos portadores de toxoplasmosis son escasos. Recuerda mantener siempre a tu gato con sus desparasitaciones al día y limpiar diariamente la caja de arena**

Con respecto al recuadro de enfermedades anterior, debes tener claro que:
• Las vacunas solo son efectivas en gatos que no tienen la enfermedad, y requieren varias repeticiones a lo largo de su vida: pregunta a tu médico veterinario por el calendario de vacunas adecuado para el estilo de vida de tu gato.
• Existen test para verificar si tu gato está infectado de algún retrovirus (Leucemia o Inmunodeficiencia Felina), los cuales requieren una muestra de sangre.
• El contagio por saliva significa que tu gato intercambia saliva directamente con otro gato, por ejemplo, cuando se limpian mutuamente de forma constante o cuando pelean agresivamente.
• El contagio por sangre requiere de una herida reciente, mordedura, apareamiento o transfusión de sangre.
• Para reducir los riesgos de contagio debes mantener a tu gato dentro de casa, desparasitarlo, vacunarlo y esterilizarlo. Es importante que mantengas tu hogar limpio y desinfectado.
• Un gato enfermo de Leucemia o Inmunodeficiencia Felina puede tener una vida feliz si te preocupas de su bienestar. Tu médico especialista en gatos podrá orientarte en sus cuidados.

*¿Sabías que la melanina da pigmentación y protección a la piel? En los gatos de orejas o nariz de pelaje blanco, pastel o rojizo, ésta es escasa. Por este motivo, debemos evitar que se expongan excesivamente al sol, y así bajar el riesgo de un cáncer a la piel*

¿Qué es la Enfermedad Renal Crónica?

Es la pérdida paulatina de la función del riñón y avanza de forma progresiva y silenciosa. Generalmente se da en gatos mayores y sus causas a veces son desconocidas, y en otros casos por infecciones, tumores, nutrición o genética. El gato orinará con más frecuencia lo que le hará beber más agua para recuperar el líquido perdido. También puede presentar pérdida de peso, de apetito y vómitos. Una dieta adecuada y exámenes de control son importantes, pregunta a tu médico especialista.

La jaula de transporte

Cada vez que tu gato vaya al médico veterinario, debes llevarlo en su jaula de transporte por seguridad. Ten en cuenta que:

• Lo ideal es que sea de un material rígido, duradero, seguro, fácil de limpiar y diseñado para gatos.
• Una vez en el auto, la jaula debe ir en el piso del asiento trasero o sobre el asiento con cinturón de seguridad.
• Es útil tener una jaula que se le pueda desmontar la mitad superior. Así tu gato puede permanecer en la parte inferior de la jaula durante el chequeo veterinario, y se sentirá más seguro.
• Asegúrate de colocar una manta con su olor u otro material acolchado en la parte interior.
• Tapa con una manta el exterior de la jaula de manera que tu gato se sienta refugiado y se estrese menos durante el viaje. Asegúrate que tenga buena ventilación.
• La jaula de transporte, dentro del hogar, debiera utilizarse de forma cotidiana en la vida del gato. Puede usarse como cama o tener juguetes dentro, de manera que el gato la relacione con experiencias positivas y se acostumbre a ella.

¿Cuándo visitar al veterinario?

Lo mejor es consultar periódicamente al médico veterinario para que le hagan chequeos preventivos a tu gato, y así llevará una vida más larga, más feliz y más saludable. Lo mínimo es una vez al año, y en gatos mayores o con enfermedades crónicas deben hacerse con mayor frecuencia. Cuando las enfermedades se detectan tempranamente, se pueden controlar o curar antes de que causen mayores problemas.

¿Cómo elijo un médico veterinario adecuado?

Aunque parezca intuitivo, comienza seleccionando un veterinario al que realmente le gusten los gatos. Además, lo ideal es que consultes con un médico especialista en medicina felina. Fíjate que dedique tiempo contestando tus preguntas y que discuta contigo otros temas como nutrición, comportamiento de tu gato, enriquecimiento ambiental, etc.; que sepa cómo acercarse y manejar a tu gato de manera suave, empática y cuidadosa. La consulta debe ser tranquila, sin perros, con un ambiente enriquecido para felinos. Si es una clínica que también atiende perros, debiera tener consulta y sala de espera separadas: una para perros y otra para gatos. Así evitamos que se estresen más aún.

Buscar en internet puede ser útil, pero no confíes en esa información para obtener respuestas sobre la salud y/o el tratamiento para tu gato. Mantén siempre el contacto con tu veterinario para lograr un diagnóstico preciso.

¿Qué es el microchip?

El microchip de identificación es una cápsula pequeña, del tamaño de un grano de arroz, que es introducida por un médico veterinario debajo de la piel del gato y dura más de 20 años. Este dispositivo tiene un código único de 15 dígitos y permite asociar dicho código a todos los datos del gato y de la persona responsable de éste. Cabe señalar que este procedimiento no implica riesgos en la salud del gato y no es invasivo.

Signos de alerta

Existen situaciones o comportamientos de tu gato a los que debes estar atento, ya que pueden ser signos de alguna afección o problema de salud y debes informarlas a tu médico veterinario lo antes posible:

• Cambios de peso corporal.
• Cambios en la ingesta de agua.
• Falta o exceso de acicalamiento.
• Pelaje áspero, tieso, sin brillo.
• Orina o defeca fuera de la caja de arena.
• Disminuye su apetito de forma repentina.
• Mal aliento.
• Vómitos o diarrea.
• Dentadura más oscura.
• Encías irritadas.
• Ha dejado de jugar.
• Vocalización o maullidos excesivos o fuera de lo normal.

Siempre que notes algo diferente, incluso cambios pequeños o sutiles, sobre el comportamiento o los hábitos de tu gato, o cuando algo no esté bien, consulta a tu veterinario.

Al decidir tener un gato en la familia, tienes que asumir que puede enfermar en cualquier momento de su vida, necesitará tiempo, recursos y que lamentablemente en algún momento te tocará sufrir su partida. Por lo mismo, debes aprovechar al máximo el día a día con tu gato y trabajar la tolerancia a la frustración y al dolor de esta partida. El amor mutuo siempre valdrá la pena y serán más los momentos hermosos que te regalarán, que la tristeza de verlos partir.